Archivo del blog

29/1/09

Juan Martinez

Hoy nos llega el testimonio de un nuevo sabinoso- Juan Martínez- que, como la mayoría, aporta dos visiones diferentes de su estancia en el Preventorio, una buena y otra pésima.
Bienvenido al club.

Scila/

Hola Scila, yo también estuve alli. Me llamo Juan Martínez y aunque vivo en Getafe soy de Madrid. Al final de los años 50 estuve dos veces en el Preventorio de la Sabinosa, tengo muy malos recuerdos y no querría ni acordarme si no fuera porque la última vez di con una cuidadora genial, se llamaba María Tutor y era la bondad en persona, una mujer que no olvidaré nunca por muchos años que viva. Mis peores recuerdos, sin duda , provienen de la señorita Emilia, más mala que un dolor de muelas. Respecto a la comida es verdad, habia bichos en el comedor y a veces los encontrabas en el plato. Te mando esta foto del Preventorio- soy el de la derecha-. Gracias por publicarlo en tu blog.
Ciao, un saludo a todos los que tuvieron que pasar por ese lugar.

J.M.

14/1/09

Jesús de Tetuán



Hoy se incorpora un nuevo "sabinoso" al club. Se trata de Jesús, de Tetuán. Siempre es interesante recibir una nueva incorporación pero en este caso lo es más por ser- creo que el único hasta ahora- que dice guardar recuerdos agradables de aquel lugar. Es bueno el contraste de opiniones diferentes. El texto remitido es extenso por lo que nos vemos obligados a transcribir solamente algunos párrafos por cuestión de espacio y equidad con el resto de colaboradores. Bien venido al club, Jesús.

Scila/



Me es muy grato reencontrarme con los compañeros que convivimos en los años 50 y 60 en La Sabinosa. Vaya por delante que he leido todos los comentarios que habéis puesto en este Blog y tenéis un mal recuerdo de aquella época. Sin embargo, mis recuerdos son totalmente distintos, yo recuerdo aquella época como bella y bonita. Quizá sea porque en las dos etapas que estuve fui con varios amigos de la calle donde yo vivía, calle Porfirio, y no me encontraba sólo. Las dos veces estuve con la Señorita Domi, siempre se portó muy bien conmigo. Estuve dos veces, en las primaveras de 1959 y 1963, con 8 y 12 años. Tres meses cada vez. De la primera tengo menos recuerdos, entonces era muy niño. De la segunda vez recuerdo más vivencias.
Había que pasar un reconocimiento médico en una sede del Patronato Antituberculoso de Andrés Mellado, Madrid. Los niños que íbamos no podíamos estar enfermos. Éramos de familias humildes, hijos de los perdedores de la guerra.
Nuestra llegada era recibida por los niños que ya estaban allí con cánticos cómo: "Nóvatos del Pré" "Nóvatos del Pré". Llevándose las manos al pecho y dspués estirando los brazos a la misma altura. Había otros cánticos cómo: "Los más vetes del Pré" o "Vete puro Nova". A los nuevos se les reconocía por la ropa , era distinta a la de los veteranos. Las zapatillas eran de suela de esparto, tela y atada con cintas por encima del tobillo.
Hay compañeros que dicen que pasaban hambre, o que la comida era mala, o que a alguno les hicieron comer sus vómitos. Yo no recuerdo esto. Sí recuerdo que al acercarnos al comedor siempre había el mismo olor a comida, patatas cocidas con mejillones o algo así. Recuerdo que íbamos a beber agua de la fuente que aparece en alguna foto, y nos llevábamos un dentrífico untábamos un poco en los dientes y al beber el agua parecía más fina.
Los baños estaban al final del pabellón. Todos los niños se bañaban desnudos, excepto yo, con 12 años había desarrollado el vello púbico y la Sta. Domi me dio un bañador azul para que me tapara. Los demás niños eran más pequeños y no tenían "Pelillos". Las playas eran muy bonitas y desiertas de gente, sólo estábamos los del Preventorio. La Corta o de los Curas, La Larga o la Sabinosa. Nos bañábamos poco, pero podíamos jugar. Hacíamos excusiones a Tarragona, o al monte. Cuando ibamos al monte, nos daban de merienda un suizo con un huevo duro en el medio. En la playa recogíamos conchas, lapas, o "uñas" con las que hacíamos las pulseras o collares. Al volver a casa los repartíamos entre las hermanas o vecinas como recuerdo de nuestra estancia en la playa. Todas las tardes había que rezar el rosario. Yo cantaba el rosario, en latín. Quizá por eso me trataban bien, no recuerdo que a los demás niños no les trataran igual que a mí. Algunos habláis de niños hambrientos o tristes. Mis recuerdos son de niños alegres, siempre cantando, en las fotos no se nos ve mal nutridos. No me gustaba el Instructor, era como un sargento. Era temido entre los niños por su autoritarismo. Otro buen recuerdo es de un amigo que hice allí, del cual no recuerdo su nombre. Vivía la Colonia de los Tranviarios. Al poco de volver le hice una visita y desde entonces no volví a verle.Bueno, quería haceros llegar mis recuerdos a los que pasamos por La Sabinosa, como suele pasar, cada uno cuenta la feria según le va, que por lo aquí contado, nada tiene que ver unos recuerdos con los de otros. Los míos son buenos, y así lo digo.
Agradecer a Scila que haya creado este foro de debate y recuerdos para los que pasamos allí una parte de nuestra vida. Gracias, de corazón. 

Jesús, de la calle Porfirio.

7/1/09

Jesús Ibañez

Hola Scila. Respecto a las fotos, no tengo ninguna, con 12 años me fuí a Brasil con mi familia y aquí dejé todas mis pertenencias, a la vuelta partí de cero, en cuanto a objetos del pasado. Tengo vagos recuerdos de que estuve en el pabellón 2, pero de las señoritas, lo único que me recuerdo es que eran crueles a más no poder (creo que había dos, pues en el piso de arriba había otro pabellón), a la menor que hacíamos, nos ponían en fila, de manera que pasáramos por delante de ellas con los dedos de las manos en cucurucho y nos daban con un palo en las puntas de los dedos y si fallaban o desplazabas la mano, te daban dos o tres veces. Si recuerdo que en las salidas que hacíamos a diario, mi grupo era de los que tenía peor suerte, casi siempre estábamos sentados, con la cabeza entre las rodillas. 

A pesar de que era verano no nos dejaron bañarnos ni un día. Respecto al comedor lo recuerdo como un sitio infernal, pues las colúmnas que había en el centro de las mesas estaban llenas de moscas y, si te caía una en el plato, te lo tenías que comer, a parte de que la comida era ya vomitiva. En alguna ocasión a algún niño le hicieron comer incluso cuando había vomitado en el plato. Recuerdo que había un niño, que su familia le enviaba tebeos y nos los dejaba a cambio del culín de agua que nos daban en las comidas.
Por lo demás, corroboro los comentarios que han puesto algunos compañeros, lo del "vete puro nova" y "X días pa la vía" que cantábamos cuando nos cruzábamos con otro pabellón, lo de la peluquería, la enfermería y todas las perrerías que nos hacían. Es triste que en la memoria de una persona queden estos recuerdos de la niñez (que deberían ser los más felices de tu vida).

Jesús/

27/12/08

Más de Lorenzo



Por fin he conseguido unas fotografías (no ha sido fácil): en la 01 el de la Izquierda soy yo, a continuación mi hermano Pedro. En la 02 también soy el de la izquierda, a continuación un buen amigo "el flequi" (curiosa manía la de los apodos, no recuerdo el nombre de pila), en la 03 estoy en el centro de la segunda fila mirando a la izquierda, al final de la segunda fila (izqu.) "el negro", a mi derecha su hermano y en la primera fila, a la izqu. Raúl Romero.


Hay mucho para no recordar, mucho que decidí olvidar, ya apenas existe aquello "malo" que "me hicieron" aquellas mujeres, algo mas recuerdo de lo "malo" que hice, la verdad es que desde que empecé a tomar conciencia de la innombrable manipulación a la que nos sometían en la época, siento la necesidad de pedirle disculpas a un tal "negro" (está en la foto del grupo), reconozco que fuí cruel con él, cosas de chicos pero la crueldad con 8 ó 9 años también es crueldad, y nunca es tarde para pedir perdón. Así que desde aquí lo hago.
No estaría mal juntarnos algún día en aquel lugar, tal vez para exorcizar las miles de situaciones que nunca debieron haberse producido, ¿o si? 
Recuerdo un nombre Raúl Romero Altares, otro sin apellido Víctor, también tuve un socio que conoció los horrores sabinosos, Tomás Lara.

26/12/08

Lorenzo también pasó por allí







No se por qué razón, pero desde hace un par de días no paro de pensar en La Sabinosa, al dar con este blog me han invadido las sensaciones que recuerdo de aquel lugar, esa injusta condena dificíl de explicar, tal vez sea el momento de sacarlo fuera.

Siempre he dicho que prefiero tres años de "mili" de la de los ´70 que tres meses de preventorio. Sólo me quedan tres buenos recuerdos; algunos amigos, el chocolate, y el sabor de un bocadillo de pimientos fritos que les sacamos a unos turistas a través de una valla, en una tarde que nos escapamos de la siesta. 

Ciertamente es dificil de recordar. Si no me fallan los cálculos estuve en 1964 y 1965 (demasiado).

El primero por la izquierda Lorenzo, a su lado Pedro, el hermano.

15/12/08

Tomás estuvo allí

Me llamo Tomás y yo también estuve allí. Recuerdo que me enviaron al Preventorio en el Julio de 1965, tenía entonces 7 años. He leído el recorte de la Vanguardia de julio 1.965, y yo era uno de aquellos 50 niños. Mis recuerdos de mi estancia allí son horrorosos, y la recuerdo como una de las peores vivencias, no solo de mi niñez, sino de mi vida. 
Era muy pequeño y recuerdo pocas cosas, pero si recuerdo que la Srta. que “nos cuidaba” se llamaba Fermina y la llamábamos "Srta. Fermin". 
También recuerdo que cantabamos una canción que decía: "Ha venido Franco, ha tirado un cohete y a la Srta Fermin le ha dado en todo el chochete, que  tururú, que  tururú……".

Yo estaba en el Pabellon B que, creo, era el único al que se accedía subiendo unas escaleras, ya que a los demás, sin no recuerdo mal, entrabas directamente desde el patio y no había escaleras. La Srta. Fermin nos obligaba a dormir mirando hacia nuestro lado d
erecho, es decir, hacia el lado contrario de su dormitorio que se encontraba en la entrada del pabellón.             


Me acuerdo que una noche, mi compañero de la cama contigua, al que le llamaba Amador porque se parecía mucho a un chico de mi barrio que se llamaba así, me estaba dando golpecitos por la espalda y al volverme hacia él, vi horrorizado que la cuidadora, la Srta. Fermin, estaba allí de pié vigilándonos. No tardó en dirigirse hacía mí, se quitó la alpargata y me pegó una buena paliza con ella, golpeándome por todo el cuerpo, de tal forma que terminé sangrando por la nariz.
También recuerdo que, antes de salir de Madrid, me hice amigo de u
n chico que creo era de Segovia, o de Ávila, y tenía una pequeña cojera. Estuvimos muy unidos en los tres meses que allí permanecimos y me encantaría volver a contactar con él si llega a leer esto.
Mi hermana, enferma y hospitalizada en un sanatorio en San Rafael (Segovia), me envió por carta 25 pesetas de aquellas de billete, y así me lo decía en la misma, pero estas no se encontraban dentro del sobre que ya se habían encargado antes de abrir las cuidadoras.
Cuando estuve allí, a los novatos (creo que cada quince días llegaban nuevos grupos) les cantábamos "la made del PRE, la made del PRE", moviendo las manos hacia nuestro lado derecho, de arriba abajo, como si fuera una especie de danza.
Es curioso, pero siendo tan pequeño y en solo tres meses (fueron una eternidad), me acostumbré a sobrevivir en un ambiente sumamente hostil y horroroso para cualquier persona y más para un niño. Respecto a la comida, solo recuerdo los platos de sémola que nos daban casi todos los días. Por último, os envío dos fotografías, en una estoy con todo el grupo y en la otra con la Srta. Fermin en la famosa roca.
Ag
radezco a Scila la iniciativa de crear esta página en la que podemos dar a conocer a la gente lo que ocur
rió en ese lugar siniestro. Un abrazo muy fuerte para todos los que allí estuvimos. Tomás.

6/12/08

Los anónimos

Hemos dejado abierta la posibilidad de escribir un comentario en esta página a todo el mundo que desee hacerlo, sin necesidad de registrase, como hacen la mayoría de las webs. No obstante se hace imprescindible contar al menos con un correo, un email, que aún manteniendo ese anonimato nos permita responder cuando el caso lo requiera, lo que no es posible admitirlos es en los casos en que no se deja ni siquiera ese mínimo dato.
Rogamos por tanto a cualquier comunicante que nos deje su e-mail, su anonimato no sufrirá menoscabo por ello. 
Saludos y Felices Fiestas a todo el mundo.

1/12/08

Titular de Prensa

Remitido:

Gracias por hacer mención a mi "aportación" como "vecino". Únicamente puedo ofrecer mi ayuda por si alguno de ustedes, de vosotros, requerís de mi condición de Tarraconense para poder contactar con la Diputación por si alquien desea realizar alguna "visita" a lo que queda de ese lugar. 
Te adjunto en un archivo escaneado, aunque ya los debes de tener, un apunte en La Vanguardia sobre el tema. Saludos.
Gracias de nuevo por tu aportación- el adjunto recorte de La Vanguardia Española- que, en su edición del día 9 de Julio de 1965, publicaba este artículo que viene a aclarar dudas obre la "función" social, o represora, de La Sabinosa.
Aquí se habla de niños "convivientes" con enfermos de Tuberculosis en origen. Porque más allá de toda duda es evidente que los internos estábamos sanos y no fuimos tratados, médicamente, de nada. Respecto a las visitas, creo que todos las hemos realizado en distintas ocasiones y en el estado actual de ruina es peligroso aventurarse en el interior. Pero ahí queda tu ofrecimiento por si alguien quiere hacerlo.

Un cordial saludo/Scila.

30/11/08

Los vecinos

Hemos de agradecer el comentario de nuestro anónimo comunicante en el que insiste en aclarar que los vecinos del Preventorio (las escasas viviendas cercanas) desconocían el trato que recibíamos los internos. Por supuesto que entendemos, al menos a título personal, ese desconocimiento, como hemos afirmado en distintas intervenciones, las cuidadoras cambiaban de actitud si alguien ajeno a la Sabinosa se acercaba donde estábamos. Dejaban las palas y los gritos para hablar de los "pobres niños que les enviaban muertos de hambre y enfermedades desde Madrid" para ser cuidados.
Ni siquiera se nos ocurre pensar que eran tan crueles con los críos por ser catalanas (la mayoría), simplemente, en este tipo de establecimientos cuando no hay el debido control o sensibilidad hacia los niños, suelen generarse este tipo de mal trato, sea donde fuere, el ser humano es así, a veces.
Una vez más agradecemos su mensaje a nuestro "vecino" de antaño.


Scila/

14/10/08

El grupo de Eduardo


Eduardo nos remite esta foto en la que podemos ver a un numeroso grupo de ex compañeros, de los miles que pasaron por La Sabinosa.
Sería estupendo que alguien, al ver esta foto, se reconociese y nos lo hiciese saber, estamos interesados en encontrar nuevos compañeros.


Scila/

25/9/08

Eduardo: Mi aportación

Eduardo y Lolo 1961

Para mí, fue una aventura, pero ahora con el tiempo siento que me ha ayudado a entender mejor al hombre en su faceta más humana, fue toda una experiencia. Me apunté con mi amigo Lolo porque nos decían en el colegio que lo pasaban pipa, teníamos 12 años. Pero también me acuerdo lo mal que lo pasaban algunos, sobre todo los más pequeños, hasta el punto de sentír la obligación de protegerles. 
Recuerdo en las primeras noches los gemidos de diferentes compañeros en la sala dormitorio. Algunos, los pobres, venían desnutridos de sus casas y al mes de estancai ya no había quien los tosiera.
Recuerdo la hilera de grifos con pileta, de agua de mar desalada (que no duchas) en la que íbamos metiendo partes del cuerpo para lavarnos, el agua jabonosa derramada hacía que nos diéramos buenas costaladas, pero al final el humor de los niños convertía el baño en pistas deslizantes, en pelota picada (sin tabla de surf que no se había inventado).
Eso sí, al final reprimido a hostias por la "señorita". ¡Jamás (a mis 60 años) he visto unas mujeres más crueles y con menos sentido maternal!
Después del "baño" de las 6 de la mañana tocaba gimnasia. Todos los pabellones desfilábamos en formación, nos reunían en la explanada central. El temido Instructor nos daba órdenes de viva voz y sin micrófono. Recuerdo que gritaba:
-¡Fiiir-més! ¡Míralos, como un libro, catacataclás! ¡Quiero un sólo golpe, al unísono!
En días festivos antes del desayuno nos llevaban (siempre en formación) a la capilla, recuerdo estar oyendo misa y ver caer compañeros, lo cual comenté a mi amigo- porque me hacía gracia- pero no me hizo tanta cuando desperté tendido en el poyete de ladrillo, fuera de la capilla, y con ganas de vomitar. También yo sucumbí.
No sé cuántos baños en el mar me dí, 3 o 4 en tres meses, nunca nos tocaba. Recuerdo cuando volvíamos de la playa, llenos de arena hasta las cejas, en dirección al comedor y, al pasar por el pabellón central y en la parte de atrás, había unas fuentes que decían que era agua de Madrid. Salían corriendo de la formación los compañeros para beber durante el tiempo que tardara la "señorita" en llegar a los grifos y sacarles a hostias. Sólo daban un vaso de agua por chaval en la comida, y además salada. 

Obligaban a comer a los inapetentes, recuerdo una especie de patatas guisadas con una capa de clara cruda de huevo por encima con trazas de yema, y por supuesto sin carne. Creo que la llamaban "la bomba", para acabar antes el plato, sin que nos viera "la señorita", echábamos cucharadas del emplasto aquel entre las comisuras de las columnas y la encimera de mármol de la mesa.
Cuando llegábamos al pabellón para dormir la siesta obligada (por supuesto) y fingiendo estar dormido porque si no había hostias. Los que padecíamos sed encontramos un truco para paliarla que consistía en echar pasta dentífrica en el vaso de agua desalada.
En el tiempo de ocio nos jugábamos los tebeos y la cera roja del queso de bola del desayuno a las tabas, y dándoles la vuelta de una palmada a los cromos, o haciendo collares con pequeñas caracolas de recuerdo para la familia. En la última noche, al día siguiente volvíamos a Madrid, hicimos los calzoncillos tiras, incluso estando amenazados de retenernos más tiempo por no entregar la ropa.
Compañeros, creo que con nuestro aporte sobran argumento para hacer una película. Esto fue, creo, el verano 1.961.



11/8/08

Volveremos



Las vacaciones estivales nos apartarán temporalmente de nuestra tarea de encontrar a nuevos compañeros pero seguiremos tan pronto se produzca al regreso, quien sabe, quizás al regreso encontremos nuevos contactos gracias al ocio. Que lo paséis pipa y nos lo contéis luego.

Scila/

2/8/08

Bienvenido a bordo

Es para todos nosotros motivo de alegría reencontrar a un nuevo compañero de La Sabinosa. Cada nueva incorporación viene a reafirmar nuestros recuerdos, tan difíciles de aceptar por quienes no pasaron por aquel "preventorio", tan difíciles de hacer creer a nuestras propias familias que ignoraban donde nos enviaban. 
Bienvenido al club Armando, nos sería de gran utilidad que pudieses encontrar al menos una fotografía con tus compañeros de expedición, o de pabellón, saber el nombre de la cuidadora que te tocó en suerte, nombres de compañeros..., etc. Bienvenido.
Scila/

Un nuevo compañero

Estimados amigos de La Sabinosa:
Quisiera agradecer de corazón a las personas que han tenido la iniciativa de hacer volver con comentarios e imágenes, tantos recuerdos de tantos niños, porque viendo esto siempre seremos los niños de los tiempos difíciles de la posguerra.
Una amiga de mi madre, convenció a la mía de llevarme con su hijo de Colonias a Tarragona. Recuerdo los preparativos de vacunas, etc. En la calle Bailén de Madrid y en Plaza de España, que creo era el centro donde estaba el Patronato Antituberculoso que concentraba las expediciones. (con su logotipo de la cruz con dos barras horizontales).

Mis experiencias, grabadas para toda mi vida empiezan con el viaje y despedida de familiares en Atocha, el uniforme beige exclusivo de viaje, pues nada más llegar nos lo cambiaron por otro con parches zurcidos, y la bolsita de comida para el tren. Al llegar, formación en el patio principal para comprobación de que estábamos todos.
Una fila de niños renegridos y con la cabeza rapada a trasquilones, en fila de a dos, y nos dan la bienvenida con unos gritos ininteligibles, (luego supimos lo de “tres días pá la vía y lo de: “los más vete d’lpreve”, porque acabaríamos como ellos, desquiciados del todo, pensando cómo escapar de allí y regresar con nuestras familias.
Cuando cuento esto a mis hijas, mi mujer, hermanos y demás familia, no se lo creen. Por enumerar algo, ahí va una lista de incongruencias, malignas y despiadadas para con los niños:

-Sólo nos daban dos dedos de agua en la comida. (y bastante salada).
-La comida se componía de una sémola salada en forma de puré y de un empedrado de judías, patatas y arroz. (incomestible para los críos).
-Había cerca del comedor un campo de fútbol precioso que sólo era de adorno, (jamás lo pisamos).
-Teníamos que caminar cogidos de la mano y en fila de a dos obligatoriamente.
-Pasábamos la mayoría del día sentados, lanzando piedras y recogiéndolas con la mano. (terminamos siendo unos maestros en este arte).
-Nos hacían levantarnos, a golpe de silbato de hierro en la cabeza, para hacer pis en la madrugada, (un despertar de pánico para un niño).
-Todos los días se rezaba el rosario, pero nada de juegos infantiles, ni clases de nada, ni nada de nada. Sentados todo el día matando moscas, o hilando caracolitas para llevar un collar a nuestra madre.
-Las cartas enviadas y recibidas eran leídas por las brujas de las señoritas.
En una ocasión, un niño que ponía a sus padres, que le habían roto los tebeos, se la hicieron rehacer omitiéndolo. Luego, esos trocitos de tebeos, es lo que nos daban para ir al servicio, de dos en dos y un minuto por pareja de niños. Cualquier cosa que se recuerde, escapa a la razón.
Recuerdo un día, de los pocos que fuimos a la playa, estando jugando con otro niño en la orilla, el animal del Sr. Instructor, entendiendo que estábamos peleando, me cogió de la mano y adentrándome en el mar, me hizo tragar agua hasta decir basta. Vomité y me puse malo durante unos días.
Recuerdo los pabellones, la lavandería donde colgaba un hierro que hacían sonar cada mañana para despertarnos, y el tren, que pasaba al lado de mi pabellón y nos hacía soñar con la ansiada vía que nos devolvería a Madrid.
Me ha encantado ver las fotos que algunos compañeros han enviado con instantáneas de la “vida” en el Preventorio. Yo lo único que conservo es una carta que recibí de un hermano mayor. La dirección era:
La Sabinosa, Grupo 9º Tarragona, y la fecha de la carta: julio del 57. Yo tenía diez añitos.
Saludos: Armando

17/6/08

Jesús también estuvo allí

En mi primera expedición mi cuidadora se llamaba Victoria, en la segunda estuve con la señorita Teresa- dos hermanas llamadas "Culebra" de apellido-, la tercera vez fue con la señorita Rosario, de esa época es la fotografía, quizás la que mejor se portó conmigo dentro de la durísima disciplina. 
Del cura aprendí la letanía en latín para no estar sentado en el suelo todo lo que duraba el rosario. Lo rezábamos todas las tardes después de la siesta, recuerdo que había un grupo de chicos que llevaban el pantalón color azul por ser catalanes, creo. Nos castigaban a veces sin “paquete”, las golosinas que mandaban- a algunos- sus padres (caramelos, chocolate y alguna otra chuchería).
Yo y otros compañeros nos escapábamos a la hora de la siesta y nos colábamos por la ventana del cuarto donde se guardaba y donde dormía la señorita, para comérnoslo. A veces nos la jugábamos saliendo a beber agua en las fuentes del pabellón central, en los dormitorios la teníamos cortada y la de los grifos era salada. La segunda vez que fui intenté escaparme con otro chico pero esa noche cuando estábamos cerca de la vía del tren para ir hacia Tarragona, unos perros empezaron a ladrar y salimos corriendo de nuevo hacia el pabellón, nuestra huida quedó frustrada. Recuerdo las canciones que cantábamos cuando íbamos de paseo y nos encontrábamos con otros chicos mas novatos les decíamos: "vete puro nova, vete puro nova".
Me alegra poder volver a recordar aquellos años de una infancia que otros niños ojalá no tengan que pasar. "Perdonamos pero no olvidamos".


Un saludo. Jesús

Otro que estuvo en La Sabinosa


Foto: Izquierda Jesús, derecha Luís M.
 
Hola compañeros, me llamo Jesús, tengo 59 años y soy de Madrid. Estuve en tres ocasiones en el Preventorio Nacional Antituberculoso, que es como se llamaba. El trato que recibíamos- visto en la actualidad- sería para denunciarles por malos tratos, se salvarían muy pocos de los que participaron en nuestro cuidado.
La primera vez que fui tenía 8 años, nos llevaron desde Plaza de España en autocares a la estación de Atocha, cargados con una talega de tela con la ropa interior. Salimos en tren por la noche. Éramos en cada departamento el doble de las plazas disponibles, dormíamos en el suelo, incluso en cima de la puerta, en un hueco para maletas. En Zaragoza se hacía el cambio de máquina eléctrica por una de vapor, a la llegada nos trasladaron en autocares a la que sería nuestra casa, y nuestra primera mili, durante tres meses. Al llegar nos entregaban un uniforme que no era igual para todos:
Consistía en un pantalón corto color gris, camisa caqui, zapatillas de tela con suela de goma y cordones para atar en los tobillos, calzoncillos con botón y bañador con tirantes (de los años 20). Por las mañanas nos hacían lavarnos desnudos, a grifo abierto, con jabón lagarto y estropajo, después salíamos a desayunar. Luego, de paseo, siempre formados en dos filas. Para jugar siempre teníamos que estar sentados, no podíamos estar de pie. Cuando nos castigaban era siempre sentados, con la cabeza entre las piernas.
La comida era espantosa y sólo nos daban para beber un vaso de agua en la comida y otro en la cena. Dormíamos la siesta cada día y, quien tenia que ir al aseo, podía hacer sus necesidades pero sólo una vez al día, si ibas por la tarde no podías volver por la noche. Dormíamos mirando al fondo del dormitorio y quién se daba la vuelta, aunque fuese durmiendo, era castigado amén de recibir un tortazo o un golpe con la pala de madera por ¿mal comportamiento?
Alguna vez nos llevaban a la playa a bañarnos, recuerdo que dejábamos el baby sobre las rocas y, descalzos, bajábamos hasta la arena. Cuando llegaba el instructor- un hombre altísimo-, nos formaban y se metían primero las señoritas formando una barrera y luego, a toque de silbato, entrábamos nosotros hasta que el agua nos llegaba a la cintura. Nos dejaban aproximadamente diez minutos, luego otro toque de silbato y… fuera del agua.
Tras la siesta, todas las tardes teníamos que rezar el rosario. Algunos días escribíamos a nuestros padres, las cartas eran leídas por las cuidadoras antes de enviarlas y si ponías algo que no les gustase las rompían. Por mi corta edad me tocó llorar mucho, creo que aquellas personas que nos mal cuidaban, en estos tiempos serían catalogadas como maltratadoras, (éramos hijos de los perdedores) y además pobres. Hay para escribir un libro, no exagero.
¡Saludos para todos los que pasamos por allí!

10/6/08

Fútbol en Arturo Soria


Equipo de fútbol infantil por la zona Alto de los Leones, frente a los estudios CEA, en la intersección de Arturo Soria y la Carretera al Aeropuerto (Madrid). Me gustaría que si alguien de los que componían este equipo ve la fotografía se ponga en contacto conmigo a través de esta página. (José Mª).

5/6/08

Con retraso


Texto y foto remitidas por Joan, de Valencia, por un extraño error de la web no estaba visible a pesar de haber sido colgada en Octubre.
Recuerdo perfectamente la playa de la foto, donde nos llevaban a pasear de vez en cuando. La verdad es que no recuerdo mucho, o quizá solo recuerdo lo malo. Te cuento. Era el año 57 a finales de octubre, despues de la riada, yo tenia 9 años y me enviaron a la Sabinosa junto a dos de mis hermanos on la intención de evitarnos "el dia después"(barro, animales muertos, etc). El primer recuerdo: ducha colectiva con agua fria, todos en cueros y tiritando, eramos crios entre 6 y 16 años, corte de pelo a lo marcelino, dormitorio colectivo de 30 o 40 camas tipo nave industrial. Mi hermano pequeño (6 años) se meaba en la cama algunas veces, por lo que era reprendido severamente con gritos y cachetes. Mi hermano intentaba defenderlo, pero no teniamos mas remedio que callar y tragarnos la rabia que sentiamos hacia aquellas "cuidadoras". En especial recuerdo a una que era una mala bestia (fornida, grande, pelo recogido con topo. De la comida no recuerdo mucho. Supongo que como era una epoca de hambruna lo importante era llenar el buche. Los demas recuerdos son mas difusos: mandarnos a formar por la visita de algun capitoste, los partidos en el campo de futbol, los paseos por la playa...Al cabo de un mes aprox. vinieron nuestros padres avisitarnos y recuerdo vagamente que aquello no les gusto.No se si en ese mismo viaje nos sacaron de alli o fué a la semana siguiente. Adjunto foto del grupo que fuimos en ese turno, espero que alguien se identifique en ella.
Un saludo de Joan
.

4/6/08

Nueva foto (1966)


Foto cedida por José A. Obtenida en La Sabinosa en 1.966.

Muchas cosas habían cambia en diez años (1956-1966), sin embargo el aspecto que teníamos de niños mal vestidos, tercermundistas casi, mal alimentados y sufriendo la afrenta del dichoso mechón de pelo sobre la frente, cual indios de la tribu de los Iroqueses, eso no había cambiado.