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2/7/15

El pudor en las duchas


 
 
Compañeros sabinosos:
 
Como os decía en mi anterior comentario estuve allí el verano del 61. Con 8 años. He leído a algún compañero que dice tener sólo recuerdos buenos. Había olvidado los malos. Es cierto que con los años van surgiendo cataratas en la memoria, como las de los ojos, que difuminan, desdibujan y a veces ocultan totalmente los recuerdos dolorosos.
La Sabinosa para mí son cuatro o cinco recuerdos dolorosos cabalgando sobre una perenne sensación de miedo, vergüenza y, a veces, terror.
Recuerdo ese viaje inicial en el tren. El uniforme, varias tallas más grande que la mía... El hacinamiento en el compartimento, recostados unos sobre otros, los que tuvieron la suerte de sentarse, o bien apretujados en el suelo. Aquella noche interminable.
No sé en qué pabellón estuve, no lo recuerdo.
Creo recordar que la cuidadora era pelirroja y con el pelo rizado. De lo que sí me acuerdo bien es de unas llaves que llevaba siempre. De esas antiguas y pesadas, con las que al menor descuido te pegaba en la cabeza.
Recuerdo el terrible pudor de las duchas en común. Los niños de 7 a 14 o 15 años todos junto y las bromas pesadas de los mayores. Se rumoreaba que esa cuidadora escogía de vez en cuando a uno de los mayores para su compañía nocturna. 
Y la sed, la terrible sed. Todo el líquido que ingeríamos era un vaso, de lo que llamaban café con leche, en el desayuno; una vaso de agua con la comida y, otro supuesto café con leche frío, en la cena.
Un día vi una fuente. Me escapé de la fila y, apenas había dado un sorbo, cuando me vieron: Dos días sin el agua de la comida fue mi recompensa.
Se me diluye el ánimo. Esta semana os comentaré algunos recuerdos y sensaciones más. Sigo buscando dos o tres fotos que mis padres guardaban.
Saludos a todos.
JM